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lunes, 9 de septiembre de 2013

¿QUIERES CONVERTIRTE EN ESCRITOR PROFESIONAL?

La vuelta de las vacaciones de verano no es sólo el inicio de un nuevo curso. Al igual que en Año Nuevo nos hacemos propósitos  para desarrollar a lo largo de los 365 que se nos avecinan, la vuelta al cole conlleva el inicio o reinicio de tareas nuevas o postergadas. Es el momento de dejar de procastrinar y dedicarnos a ellas de una vez por todas. Aquéllos que soñáis con ver vuestra novela/ensayo/poemario/relatos en el escaparate de una librería o destacado en el grupo de los más vendidos de unos grandes almacenes...¡MANOS A LA OBRA!

ES TIEMPO DE ESCRIBIR

Tú quieres escribir. Sabes que tienes un millón de buenas ideas en tu cabeza que puestas negro sobre blanco pueden hasta catalogarse de geniales, pero mira por dónde siempre hay cosas en tu día a día que te hacen delegar la tarea de la escritura para más tarde, para luego, cuando los niños se hayan acostado y la casa esté tranquila, pero...¡ay sino sonara el teléfono tantas veces! Y cuando quieres darte cuenta ya estás más que cansad@, es decir hart@, y esas ideas geniales se han ido a dormir y tú piensas en seguir el camino de ellas -de las ideas- en pocos minutos, que mañana será otro día.
Sí, será otro día pero igual al de hoy o incluso peor, peor en el sentido de que no te dejará sacar un poquito de tiempo para dedicarte a lo que te apasiona...¿o no? Porque vamos a ver, ¿te apasiona realmente la escritura o es un pasatiempo más, que además alimenta tu ego con ensoñaciones sobre cómo ser mejor que  los escritores consagrados? Eso sí, como tu talento es innato, sin dedicarle las horas y el tiempo que ellos les han dedicado. Ya decía Picasso que cuando las musas vengan que te encuentren trabajando, porque sino pasarán de largo (esto último lo apostillo yo).


DEJAR DE PROCASTRINAR Y CONVERTIRSE EN ESCRITOR PROFESIONAL

Sí, sí, convertirse en escritor profesional. Habéis leído bien todos los que estáis esbozando una sonrisa sarcástica mientras pensáis: ¿Yo? ¿escritor profesional? , pero si no he publicado nada. ¿Y qué? La escritura es un oficio y los oficios se profesionalizan mediante la práctica continua. La constancia es la mejor aliada de quien quiere convertirse en un profesional, en un escritor en nuestro caso. Si alguno os habéis hecho eco del rumor sobre las nueve horas que tardó Ray Bradbury en escribir Farenheit 451, y pensáis que las mismas musas que lo inspiraron aparecerán un día por vuestro lugar de trabajo y sacaréis adelante vuestra creación literaria en un tiempo récord, olvidadlo ya. ¡Es un rumor! y siguiendo con Bradbury insisto en la lectura de Zen en el arte de escribir para que constatéis que este autor vivía por y para la escritura.

EVITAR LAS DISTRACCIONES

Actualmente el escritor (con obra publicada o sin ella) dispone de herramientas de gran ayuda para realizar su oficio, pero estas herramientas pueden convertirse a menudo en fuentes de distracción. Me estoy refiriendo a Internet, a las redes sociales, al correo electrónico, etc. Y para más inri no tiene ni que moverse del sillón para hacer uso de ellas. Cuando nos disponemos a escribir, deberíamos desconectar de todo aquello que nos descentre de nuestra tarea. Si nos ha surgido una idea para la que necesitamos apoyo documental, lo mejor será poner una advertencia o nota sobre esa parte del texto y buscar más adelante la información que necesitemos, pero seguir escribiendo. ¿Qué creéis que hacían Julio Verne, Dickens o Tolstoi cuando les faltaba documentación sobre sus obras? ¿Dejar de escribir y salir a la biblioteca más cercana en busca de ella? Sin haber estado presente en sus momentos creativos, imagino que anotarían su carencia pero sin detener su labor.
Pues eso mismo es lo que debería hacer cualquiera que piense en converirse en escritor profesional: no detener ni postergar su creación, ni tan siquiera para consultar diccionarios on line. Ya habrá tiempo para las correcciones y re-correccciones.
Cuanto más tiempo llevéis sin escribir más les costará a las musas inspiraros. Ellas solo acuden cuando ya hay senda trazada, es decir,  cuando vuestro trabajo es constante y continuo, cuando no hay excusas que postpongan vuestra acción de escribir. No tamborileeis los dedos junto al teclado esperando que alguna de ellas venga y os susurre al dictado vuestra gran obra. Son enemigas acérrimas de las musarañas, así que dejad de pensar en estas últimas y ¡ESCRIBID!

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